En un rincón donde la creatividad se funde con la necesidad, donde el amor se convierte en un impulso creador y la función se viste de belleza, nace un emprendimiento con alma: Sentidos del Alma. No es un simple proyecto comercial, ni una empresa más que busca hacerse un lugar en el mundo de los negocios. Es la respuesta a una búsqueda, un puente entre la infancia y el bienestar, entre el diseño y la terapéutica.
El origen de Sentidos del Alma es tan entrañable como significativo. Anabella Shimanovitch, madre de Kahia, una niña diagnosticada con TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo), descubrió en su recorrido las limitaciones de las ayudas técnicas disponibles. Encontró en el extranjero un chaleco de peso, herramienta utilizada en terapias sensoriales, pero la frialdad del diseño y su aspecto ortopédico lo hacían un objeto poco amigable para los niños. Kahia no lo aceptó, y de esa negativa brotó la chispa de la innovación.
Con la complicidad de amigas y la guía de terapeutas, Anabella ideó un chaleco diferente: funcional, cómodo, pero también estético y envolvente, como el abrazo de una madre. Aquella primera creación, pensada para su hija, pronto se convirtió en un objeto deseado por otros padres y profesionales que buscaban soluciones adaptadas a la infancia. Así nació Sentidos del Alma, un emprendimiento donde cada pieza diseñada responde a una necesidad real, con un compromiso absoluto con el detalle y la calidad.
Hoy, Sentidos del Alma no es solo un testimonio de amor convertido en proyecto, sino una referencia en el mundo de las terapias para niños y adultos con discapacidad. Su objetivo es claro: proveer a terapeutas, instituciones y familias de materiales de apoyo en las áreas de terapia ocupacional, kinesiología y fisiatría. La investigación es constante, siempre en búsqueda de nuevas soluciones que optimicen el desarrollo y la calidad de vida de quienes las necesitan.
Pero lo que diferencia a este emprendimiento de tantos otros es su filosofía. No se trata de una simple producción de insumos técnicos, sino de una apuesta por la inclusión y la felicidad. Los diseños de Sentidos del Alma no solo cumplen una función terapéutica; también tienen colores vibrantes, texturas agradables y formas amigables. Cada pieza busca arrancar una sonrisa, transformar una sesión de terapia en un momento de alegría, hacer que la niñez siga siendo niñez, incluso en medio de los desafíos.
Anabella y su equipo están abiertos al diálogo con profesionales y cuidadores, dispuestos a desarrollar ideas que aporten soluciones reales. En este emprendimiento, cada producto es el resultado de un proceso de investigación y prueba, donde la eficacia y la funcionalidad nunca están reñidas con la creatividad y el diseño.
Sentidos del Alma es un recordatorio de que los grandes cambios pueden surgir de los actos más pequeños, que la innovación no siempre nace en los laboratorios de las grandes corporaciones, sino en el corazón de una madre que, al buscar el bienestar de su hija, terminó cambiando la realidad de muchos otros niños. Porque cuando el emprendimiento nace desde el alma, su eco resuena en la vida de quienes más lo necesitan.
