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Winona Riders: La banda del oeste que convirtió a Europa en un temblor eléctrico
Tras una gira arrolladora por el viejo continente, el grupo regresa a Buenos Aires con un nuevo disco cargado de furia política y un último show del año que promete convertirse en ritual colectivo en el Teatro Flores
Por Ezequiel Ponce
Publicado en 10/12/2025 15:04
Nuevas Distorsiones (Alt&Indie)

 Hay algo en la manera en que WINONA RIDERS habita el escenario que se parece a esas noches de verano en el Conurbano: intensas, contradictorias, libres. Tal vez porque nacieron ahí, en Morón, respirando el pulso de un oeste que vibra entre rutas, bares y militancias cotidianas. O quizás porque su música, ese híbrido feroz entre rock stone, krautrock, noise y psicodelia, late como un corazón que se niega al silencio. Y ese latido —auténtico, crudo, desobediente— acaba de sacudir al viejo continente.

 

El cierre del año los encontró aterrizando por primera vez en Europa, un salto histórico para la banda. Nueve fechas que fueron una suerte de peregrinación eléctrica por España, Irlanda, Inglaterra, Francia, Alemania y Dinamarca. Sold outs, sudor ajeno, pogo compartido con públicos que no hablan castellano pero entienden perfectamente lo que transmite una banda que vive para tocar. Porque para Winona Riders la distorsión no es solo sonido: es forma de existir. Demasiado no es suficiente, dicen ellos. Y parece que Europa lo entendió al pie de la letra.

 

Hoy, con los pies otra vez en Argentina, la banda afina los últimos bordes de un quinto álbum ya casi cerrado. Vuelven a casa para despedir el año como corresponde: quemando los tableros del Teatro Flores el viernes 19 de diciembre. No es un show más, y ellos mismos lo saben. Hay un aura de cierre de ciclo, de rito colectivo, de fiesta al borde de lo sagrado. Las entradas están en sus últimas unidades, y la ansiedad del público se respira como una antesala de terremoto.

 

 

Pero mientras esa noche se aproxima, hay un fuego que ya está ardiendo: el lanzamiento de Quiero que lo que yo te diga sea un arma en tu arsenal, su cuarto disco, concebido como una respuesta poética y política a un tiempo donde el fascismo vuelve a asomar la cabeza. Winona Riders no se repliega. Ataca. Resiste. Empuña la palabra. Hace del sonido un refugio y una barricada.

 

Este álbum es, sobre todo, una promesa cumplida. Una reafirmación de identidad rockera combinada con una inmersión más profunda en lo electrónico. Y esa valentía para mutar se siente en tracks como Hatso!, donde el dub irrumpe como paisaje futurista sin abandonar nunca la crudeza que caracteriza al grupo. Hay pasajes de introspección, hay arrebatos instrumentales, hay vértigo y hay espacio para respirar. Como si el disco estuviera vivo, cambiando de piel canción a canción.

 

Las temáticas atraviesan la existencia contemporánea con la sensibilidad de quien observa de cerca: la vida sobre el escenario en Dejalo Rodar, el amor alienado que viaja en el asiento de atrás, el pulso punkosísimo de una ciudad que gira demasiado rápido en Ingrid Grudke. Diez canciones compuestas y producidas íntegramente por la banda, fieles a esa filosofía que los vio crecer: tocar todo lo posible, aunque el mercado diga lo contrario.

 

 

Y para quienes buscan el estallido inmediato, el foco del LP está claro: Sucios para Jugar, el track de apertura, aparece como una declaración de principios. Guitarras que muerden, una invitación descarada a bailar en la oscuridad y el rugido de un rock and roll visceral que no negocia nada. Dos guitarras que se desafían entre sí mientras empujan un riff que se siente como una noche entera comprimida en tres minutos. Es el inicio perfecto para una nueva aventura dentro del universo Winona.

 

No sorprende entonces que esta banda surgida en tiempos clandestinos —tocando durante la pandemia cuando la calle era el único escenario posible— hoy sea una de las propuestas más potentes del país. Con tres discos previos, un Obras de cuatro horas, una tapa de Rolling Stone Argentina, festivales gigantes y giras latinoamericanas, Winona Riders parece empeñada en demostrar que el presente del rock está lejos de ser un museo: está vivo, sudado y furioso.

 

Y ahora, después de romper Europa, quieren cerrar el año donde todo empezó: frente a su gente. Frente a los que siempre estuvieron.

 

WINONA RIDERS

Teatro Flores

Av. Rivadavia 7806

Ciudad de Buenos Aires

Entradas anticipadas disponibles a través de Passline

 

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