Hay discos que son puertas, otros son espejos, y unos pocos, como Resiliencia de Laguna Pai, son ambos: un reflejo que devuelve el rostro humano con sus fisuras y un umbral que conduce a la memoria colectiva del dolor y la esperanza. El próximo 10 de julio, Club Subterráneo en Santiago será el escenario donde estos portales se abrirán para conmemorar una década de Resiliencia, el álbum que cambió la cartografía espiritual del reggae latinoamericano.

En el mapa de actividades culturales – AGENDA de julio, este concierto emerge como un hito, pues no se trata solo de música, sino de un recordatorio: que en medio de la adversidad, aún queda el canto. Laguna Pai, la banda peruana que nació fusionando el rumor jamaiquino con la serenidad andina, ha recorrido un largo camino desde 2015, cuando este disco se convirtió en obra de culto para quienes entienden la música como medicina.

Su Gira Resiliencia 10 Años ya pasó por siete ciudades de México, entre ellas Bacalar, Playa del Carmen, Guadalajara y Tijuana, y continuará su viaje sonoro por Costa Rica, Argentina, Uruguay y Perú. Cada ciudad se convierte en un capítulo de este libro musical que narra la historia de la resistencia creativa en Latinoamérica.

Resiliencia no fue solo un disco. Fue, y es, un manifiesto sobre la capacidad de adaptarse, resistir y crecer en medio de las fracturas de la realidad. Sus canciones, como Kultura Babylon, Canales, Somos Pocos y Vamos con Fe, se han convertido en himnos para quienes buscan un sentido más profundo detrás de cada acorde. Y su más reciente single, Kinkin, confirma que su camino continúa expandiéndose con la misma fuerza poética y orgánica de siempre.

En palabras de la banda, la resiliencia es un recordatorio de que podemos resistir sin perder nuestra esencia y avanzar incluso desde el dolor. Resiliencia es más que un disco, es una declaración de vida que hoy queremos compartir con nuevas generaciones y con quienes han estado desde el principio.

Las entradas ya están disponibles en Ticket Plus y en su página web oficial. Este encuentro no es un espectáculo más en la agenda de actividades culturales de Santiago, sino una ceremonia íntima y expansiva para celebrar diez años de un disco que enseñó a un continente que, en medio del caos, aún hay canciones que curan.